Las tiendas pop-up son un fenómeno cada vez más habitual en calles y centros comerciales. Este formato se diferencia de otros, principalmente, en que la actividad comercial se limita a un número determinado de días o semanas, algo que permite al retailer optimizar sus acciones comerciales y rentabilizar al máximo la inversión del alquiler.
La tendencia nació en ciudades como Nueva York y Londres, donde nuevos diseñadores y talentosos chefs buscaban vías alternativas para dar a conocer el resultado de su trabajo, mirando la manera de ahorrarse costes fijos como el alquiler de espacios y, a la vez, poder difundir su obra más allá de sus fronteras.
Así, bajo el concepto pop-up algunos diseñadores de moda empezaron a buscar espacios singulares donde presentar sus nuevas colecciones o vender sus stocks. Si bien el formato no es nada nuevo, ya que desde 2004 ha sido reseñado por publicaciones como Trendwatching.com, ahora estos escenarios cobran auge y se vuelven un «must have» para las marcas.
Crear emociones, impactar, sorprender y todo ello en un espacio que tiene fecha de caducidad desde el preciso momento de su nacimiento. Este es el objetivo -y gran reto- que tienen las Pop Up Store, espacios en los que no solo se busca vender un producto sino también aportar un componente diferente y exclusivo.
Desde su llegada a territorio estadounidense y británico han pasado ya diez años. Atrás, y como prueba de su éxito, dejan Pop Up Store tan impactantes como las que se celebraron en pleno Rockefeller Center con la colección de Isaac Mizrahi o las organizadas por marcas tan consolidadas como TiffanyŽs o Nike, que reflejan otra característica de estos eventos que es la de que no solo se trata de introducir un nombre, sino también de, por ejemplo, buscar un acercamiento con el cliente.
Se trata, por tanto, de un sistema de venta que resulta de utilidad en múltiples situaciones como, por ejemplo, para presentar un catálogo de temporada o un nuevo producto. También es una interesante forma de dar salida a artículos en stock, ofrecer un servicio de interés en un determinado evento o de probar un producto en el mercado real, así como de organizar exposiciones de arte o mercadillos solidarios.
Una de las mayores ventajas que ofrece el formato de tienda efímera es que su condición de comercio temporal hace que el gasto en el alquiler de un local sea más reducido. Así muchos negocios que no disponen de la solvencia económica suficiente como para abrir un establecimiento en una ubicación céntrica pueden hacerlo durante unos días o semanas, en fechas concretas como Navidad, rebajas, un lanzamiento de producto, etc. y probar el potencial de una determinada zona. Desde el punto de vista económico, el montaje de una tienda popup también resulta más barato que el de una tienda convencional, ya que habitualmente se utiliza mobiliario y materiales menos costosos.
Una de las mayores ventajas que ofrece el formato de tienda efímera es que su condición de comercio temporal hace que el gasto en el alquiler de un local sea más reducido.
Las pop-up stores, o tiendas efímeras, no se circunscriben ya al mundo de la moda: desde comida para perros a muebles, pasando por artículos de electrónica o joyas, todo cabe en el mundo de las tiendas espectáculo. Porque esa es la idea: habilitar un espacio diferente, convertirlo en un lugar exclusivo (las performances y actuaciones son comunes) y vender allí productos, a veces de edición limitada.
Eso sí: el evento es siempre temporal, otorgándole así un aire más exclusivo (de ahí el término inglés pop-up: brotar o emerger). Normalmente duran uno o dos días, aunque a veces se prolongan un par de meses. O se convierten en tiendas fijas, como pasó con la madrileña Federica & Co. «Una pop sirve para llamar la atención, hacer branding, salir en los medios y vender piezas, a poder ser diseñadas para la ocasión», comenta Daniel Aguirre, de Pop Up Store Spain, empresa especializada en montar este tipo de eventos. Se encargan de todo: el cliente les indica el producto y un público objetivo, y a partir de ahí desarrollan un proyecto, buscan emplazamientos (desde una plaza o una parada de metro a un castillo), desarrollan la idea con arquitectos, con actores.
Algunas pop-up cumplen con creces sus objetivos de publicidad. Una de las más sonadas de los últimos tiempos la realizó Tiffany’s en la plaza del Duomo de Milán, instalando una caja de varios metros de tamaño rellena de joyas. O la que hizo Nike en Nueva York en un espacio similar a la tienda cubo de Apple, donde según la leyenda lograron vender 2.000 pares de zapatillas en una mañana.
Según Murciahome, empresa dedicada al alquiler de locales comerciales por días, es una excelente oportunidad para las tiendas de comercio electrónico. “Acerca tu producto a la calle por donde pasa tu cliente”. Así, además de mostrar en vivo el surtido de una tienda online, el retailer puede dar a conocer su ecommerce entre clientes potenciales que no conocen su web y captarlos para que su próxima compra la realicen online.
Por otro lado, y al contrario de lo que podría parecer, el tiempo limitado es una ventaja. “Su fecha de caducidad es parte de su encanto”, aseguran puesto que su presencia temporal activa la compra por impulso. El consumidor que está interesado en los artículos que se ofrecen en el comercio popup conoce que podrá adquirirlos solo durante unos días, lo que favorece que decida realizar la compra ahora.
Las Pop Up son un formato apropiado para crear una experiencia de compra diferente, divertida o exclusiva, capaz de fidelizar y de mejorar la percepción que los clientes tienen de su marca. “Crea algo entretenido, los visitantes se convertirán en tu mejor vendedor”,. Campañas tipo “Trae a un amigo” o los eventos que premian la fidelidad del cliente suelen funcionar muy bien en este sentido.
Ocasiones como las fiestas navideñas son una época del año perfecta para la apertura de tiendas pop up o efímeras, un formato comercial cuya actividad se limita a unos días o semanas y que permite al retailer ofrecer una experiencia de compra diferente y directa interesante tanto para la pequeñas empresas y el comercio electrónico como para las grandes marcas.
Tomado de: www.revistapym.com.co